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03 de diciembre del 2024
La neumonía causa la muerte de 2.5 millones de personas en el mundo. Esta infección pulmonar afecta los alvéolos (sacos de aire) y el tejido circundante, y presenta síntomas característicos como fiebre y tos persistente, que pueden acompañarse de esputo, dificultad para respirar, malestar general y debilidad. Sin embargo, la gravedad de los síntomas puede variar según el microorganismo causante y la condición de cada persona. La Dra. Fátima Ortega, neumóloga de nuestra clínica, nos brinda valiosa información acerca de esta enfermedad.
¿Cómo se contagia la neumonía?
La neumonía puede adquirirse al inhalar gotitas cargadas de gérmenes, emitidas al toser o estornudar, o bien por la propagación de virus o bacterias desde la nariz, garganta o senos paranasales. El tiempo de incubación varía según su origen, aunque generalmente es de 1 a 3 días.
¿Cómo se diagnostica?
La mayoría de los casos de neumonía se diagnostican mediante un examen médico y estudios de imagen, como radiografía o tomografía de tórax. También se analizan muestras de esputo y sangre para identificar el microorganismo causante. Sin embargo, en cerca de la mitad de los casos no es posible determinar el agente específico.
¿En qué consiste el tratamiento?
El tratamiento depende del agente causante y la condición del paciente. En algunos casos, el tratamiento se realiza en casa con antibióticos orales. En otros, especialmente en adultos mayores o personas con comorbilidades, es necesaria la hospitalización, con antibióticos intravenosos, oxígeno e incluso soporte ventilatorio. La mejor forma de prevenir casos graves de neumonía es mediante la vacunación, además de evitar fumar, llevar una dieta balanceada, ejercitarse regularmente, evitar el contacto con personas enfermas, lavarse las manos correctamente y mantener una buena ventilación en el hogar y lugar de trabajo.
Complicaciones de la neumonía
En ocasiones, la neumonía puede provocar complicaciones graves, como falta de oxígeno, necesidad de soporte ventilatorio, ingreso a cuidados intensivos, derrame pleural (líquido alrededor del pulmón), empiema (pus en la cavidad pleural) y abscesos pulmonares. Por ello, es fundamental una evaluación temprana para iniciar el tratamiento a tiempo y facilitar una recuperación rápida. En casos leves, el paciente puede retomar sus actividades tras una semana; pero si la neumonía es severa, puede requerirse un mes o más para la recuperación completa.
Recuerda:
Es importante mantener un esquema de vacunación completo y un estilo de vida saludable, además de controlar afecciones como el asma, EPOC, EPID, bronquiectasias y enfermedades cardíacas o metabólicas. Ante síntomas como fiebre persistente, tos intensa o dificultad respiratoria, es recomendable acudir al especialista para recibir un diagnóstico oportuno y tratamiento específico.
Dra. Fátima Ortega
Neumóloga de la Clínica Ricardo Palma