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25 de julio del 2018
La exposición prolongada a ambientes mayores a los 40 grados causa deshidratación y otros problemas en las personas menores de 5 años y mayores de 65 son los más vulnerables.
Canadá, Pakistán, Grecia y recientemente Japón son algunos de los países del hemisferio norte que están sufriendo los estragos de una terrible ola de calor, con temperaturas que superan los 41 grados centígrados.
Decenas de personas han muerto no solo como consecuencia de los incendios generados, sino por la exposición a la alta temperatura.
Deshidratación
Se le llama ola de calor a un aumento de las temperaturas máximas por un determinado tiempo, que superan ampliamente a las registradas en los días anteriores. El golpe de calor que puede sufrir una persona no se produce en su primera exposición a ese ambiente caluroso, sino cuando se mantiene en él por unas horas.
Las altas temperaturas generan en el organismo algunas respuestas. Si el calor persiste, aparece la deshidratación, que es un desequilibrio mayor. El cuerpo busca refrescar la sangre y se produce una vasodilatación en la piel. Si el exceso de calor viene desde dentro del cuerpo, a través de los poros abiertos buscará refrescarse. Pero cuando ocurre lo contrario -que hace más calor en el ambiente- se produce el golpe de calor, explica el Dr. Julio Cachay, médico internista de la clínica Ricardo Palma. Pero eso no es todo. Los niños menores de 5 años y los adultos mayores de 65 se encuentran en grave riesgo en estas circunstancias, pues sus organismos no están en capacidad de defenderse de manera eficiente. Sobre todo en los adultos mayores se producen mareos y estados de confusión por la falta de agua en el organismo, agrega el experto.
Normalmente, para que la persona recupere su estado de salud deberá permanecer en un ambiente con una temperatura templada, rehidratarse y descansar.
Buscando el calor
En el caso de un descenso brusco de las temperaturas, el cuadro que se presenta es el de hipotermia, es decir, cuando el cuerpo pierde calor más rápido de lo que puede producirlo. Esto se produce por estar en una zona en donde la temperatura es demasiado baja o, por ejemplo , ha estado por varias horas sumergido en el mar.
«En la hipotermia se produce lo contrario a lo explicado antes: se produce una vasoconstricción, es decir, se cierran los vasos para mantener la temperatura. Al producirse ese cierre, también disminuye la circulación de la sangre, lo cual repercute en las zonas lejanas como manos, pies, orejas y la pirámide de la nariz. En esos lugares se puede presentar un cambio de coloración, palidez, y si persisten las bajas temperaturas, hasta se podría producir una necrosis. Aunque eso sería en casos demasiados extremos», detalla el médico Cachay.
En estos casos, el cuerpo reacciona para cambiar esa condición de peligro: «Lo lógico es que el cuerpo empiece a temblar, lo que algunos llaman escalofríos. Esa contracción rítmica de los músculos es una reacción lógica e instintiva, que busca generar calor y mantener en equilibrio la temperatura del cuerpo. Si recibimos a alguien con hipotermia hay que recuperar la temperatura rápidamente. Se usan, por ejemplo, frazadas eléctricas», indica Cachay.
Climas extremos
Se ha vuelto más frecuente recibir informaciones referidas a un nuevo mes en el que se alcanzó una temperatura récord, desde que se lleva esa contabilidad. Asimismo, ya no es novedad saber de incendios forestales iniciados, generalmente, por la combinación de altas temperaturas y fuertes vientos. Parte de la mitigación del cambio climático radica en prevenir estos episodios cíclicos y de esa manera evitar la muerte de cientos de personas cada año.
Dr. Julio Cachay
Médico internista de la clínica Ricardo Palma