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05 de diciembre del 2019
Ha sido descargada más de 500 millones de veces y cuenta con casi 11 millones de reseñas que le dan una calificación de 4,5 estrellas (sobre 5). Su nombre es Pou y el pasado lunes 2 de diciembre su aplicación había sido retirada de la tienda Google PlayStore. Dos días después, volvió estar activa en la tienda, tras el reclamo de sus seguidores a través de las redes sociales
Si usted nunca lo jugó, es probable que conozca a alguien que sí lo hizo. Pou es un videojuego para móviles que fue lanzado en agosto del 2012, que tiene un concepto similar al recordado Tamagotchi, de mediados de los años noventa; es una mascota virtual (en este caso un alien) y el jugador debe encargarse de alimentarlo, asearlo, vestirlo, entretenerlo y enviarlo a dormir. El personaje principal es muy similar a una papa, pero de forma triangular. Solo tiene ojos y boca. Por la época, estaba disponible para smarthphones con el sistema operativo de BlackBerry IOS Y Android
El juego es obra del desarrollador libanés Paul Salameh y, según declaró para el diario español “La voz de Galicia”, solo le tomó tres meses crear Pou. En los primeros años, las actualizaciones las hacía él mismo de manera diaria o semanal
El gancho estaba en que además de encargarse por el cuidado de Pou, la aplicación incluía varios minijuegos, compras y la posibilidad de interactuar con otros jugadores
Vínculos emocionales
Por más que Pou o el Tamagotchi invite al usuario a responsabilizarse por el cuidado de la mascota virtual, esto nunca reemplazará la experiencia de tener una mascota real. “Tener una mascota real requiere una responsabilidad real. Si no queremos tener compromisos, podemos considerar tener una virtual. Sin embargo, con una mascota real se desarrollan vínculos afectivos y habilidades sociales que no se pueden desarrollar en un entorno digital”, explica la psicóloga Juliana Sequera
“Lo que la tecnología no va a lograr es esa conexión real, con reacciones empáticas que hoy logramos con una mascota. Una mascota virtual genera dependencia, porque el ser humano siempre busca cerrar capítulos, concluirlos. Pero estas mascotas no terminan, siempre hay un nivel más. Te entretiene, pero puede generar dependencia. Lo mejor siempre va a ser una mascota real, que vaya de acuerdo a la personalidad de la familia”, comenta Antonella Galli, psicóloga de la Clínica Ricardo Palma y autora del libro “Se Feliz”
Ambas especialistas coinciden en que pese a la relevancia actual de la tecnología, hay que darse un tiempo para disfrutar de la naturaleza, ejercitarse y mejorar nuestra calidad de vida
Lcda. Antonella Galli
Psicóloga de la Clínica Ricardo Palma