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01 de diciembre del 2020
¿Qué diferencia la pandemia del VIH de la de COVID-19? y ¿por qué no se ha logrado aún obtener una vacuna contra el VIH? Julio Cachay, médico internista de nuestra clínica y especialista en VIH, nos ayuda a dar respuesta a estas interrogantes
Hace 40 años, el mundo vivió una pandemia a causa de la propagación del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), que causa el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), la etapa crítica de la enfermedad
En este año, el virus SARS CoV-2 llevó al mundo a enfrentarse a una pandemia de gran magnitud, después de cuatro décadas. Una de las principales diferencias entre ambas pandemias es que en el caso del VIH no se tuvo una prueba diagnóstica hasta 3 años después de reportarse los primeros casos. Con el nuevo coronavirus, las pruebas diagnósticas (como las moleculares PCR) estuvieron disponibles en los primeros tres meses del 2020, lo que ayudó a identificar a los portadores del virus y a tratar de aplanar la curva de contagios
El doctor Cachay resalta que la “forma de presentación (propagación en los cinco continentes) es la que genera una similitud con la COVID- 19”
“Otra semejanza entre estas dos pandemias es que el agente etiológico es un virus, el virus del VIH, que genera el sida y el del SARS CoV-2 que es el que genera la COVID-19. Una similitud adicional en estas pandemias es el potencial de letalidad con que termina la infección de ambas”
Sin embargo, evidencia Cachay, sus diferencias son más marcadas que sus posibles similitudes tanto en la evolución de la infección, los mecanismos de transmisión y el tratamiento que se usa
“El sida es una infección de evolución crónica de por vida y la COVID-19 es una infección aguda de resolución en semanas. Los mecanismos de transmisión son diferentes también: el VIH tiene transmisión por contacto directo sexual y la COVID-19 por contacto directo, pero por vías aéreas mediante gotas o gotitas respiratorias. Mientras que en la infección de VIH/ Sida tenemos en las últimas décadas un tratamiento antirretroviral que controla la infección y evita una letalidad alta, en COVID-19 todavía no tenemos un manejo antiviral específico”
El galeno resalta también que en el caso del VIH/ Sida, hasta el momento, no hay una vacuna eficaz, debido a las características del virus, que “tiene una gran capacidad de mutación, de cambios de su genoma que determinan que, en un año prácticamente este virus ha cambiado, ha mutado su capa proteica hasta en un 30 a 40% que protege al virus, por así decir, de los mecanismos inmunes”
“A diferencia del SARS CoV-2, que se ha logrado obtener una vacuna de una eficacia del 90% o más que genera una respuesta inmune a través de anticuerpos específicos contra el SARS CoV-2, que los neutralizan y protegen a la persona. Nuevamente, esto es debido a que el virus del SARS COv-2, que produce la COVID-19, es un virus relativamente más estable que el VIH, el virus del sida”, agrega
Si bien los avances científicos en relación con la COVID-19 han sido auspiciosos, debemos tener en cuenta que volver a “la normalidad”, a la que estábamos acostumbrados previo a la pandemia de la COVID-19, no será así. Al igual que con el VIH, el mundo tendrá que aprender a convivir junto al nuevo coronavirus, incluso si se tiene un tratamiento efectivo y una vacuna segura, principalmente por los problemas de acceso a la salud universal
Nuestro especialista sostiene que, como toda infección transmitida al ser humano, luego de un comportamiento epidémico viene la fase endémica. Es decir, persisten casos nuevos, pero en mucha menor frecuencia a lo largo de los meses o los años
“En este contexto, los mecanismos de prevención para el caso de la COVID-19 producida por el SARS CoV-2, que se transmite en forma directa persona a persona a través de gotas respiratorias, son muy conocidos: el uso de máscaras perenne y universal, el distanciamiento social de 2 metros, el lavado de manos con agua y jabón por 20 segundos en forma recurrente, el evitar las aglomeraciones de personas y, asimismo, favorecer la ventilación de los ambientes o la permanencia en espacios abiertos. Todas estas medidas van a disminuir la posibilidad del riesgo de transmisión del SARS CoV-2 y, por lo tanto, debemos adquirirlas como una normativa habitual en el diario vivir”, finaliza
Dr. Julio Cachay
Internista e infectólogo de la Clínica Ricardo Palma