“Cada 15 de febrero, conmemoramos el Día internacional contra el Cáncer Infantil, con el objetivo de sensibilizar a la población sobre esta enfermedad. En Perú, anualmente se registran alrededor de 1800 nuevos casos de cáncer infantil, de los cuales aproximadamente solo 1400 serán diagnosticados debidamente, y de ellos la mitad llegará en estadios avanzados”, sostiene la Dra. Esmeralda León, oncóloga pediatra de nuestra clínica, quien nos brinda valiosa información acerca de esta temible enfermedad que, si es detectada a tiempo, se puede curar.
Tipos de cáncer infantil más frecuentes
- La leucemia: Es el tipo de cáncer más frecuente. Comienza en la médula ósea, el tejido blando que se encuentra en el centro de los huesos, donde se forman las células sanguíneas. Dentro de ella, la leucemia linfática aguda es la más común.
- Tumores del sistema nervioso central: Son la segunda causa más frecuente de tumores malignos. Pese a que se han logrado grandes avances en su diagnóstico y tratamiento, este tipo de cáncer infantil aún representa uno de los grandes retos para los profesionales de la salud.
- Linfomas: Ocupan el tercer lugar y son un tipo de cáncer que comienza en el sistema linfático, conformado por una red de órganos y vasos que trasladan un líquido trasparente llamado linfa en el cuerpo. Esta red es una parte fundamental del sistema inmunitario del cuerpo.
Avances en los tratamientos
- Con el conocimiento de la enfermedad, se sabe que un grupo importante de pacientes tiene afectación genética o predisponente a desarrollar cáncer a temprana edad y esto hace posible la detección oportuna y consecuente tratamiento.
- Por otro lado, existen medicamentos más específicos para tratar ciertos tipos o subtipos de cáncer infantil, lo cual mejora la tasa de sobrevida de esta enfermedad.
¿Ante qué signos y síntomas debemos estar alertas?
- Lo más típico es que el niño tenga fiebre inexplicable por más de 1 semana sin una causa encontrada.
- Moretones en zonas del cuerpo en donde el niño no ha tenido una contusión o golpe previo.
- Aparición de bultos en diferentes zonas, no dolorosos.
- Aumento del volumen abdominal.
- Vómitos, sobre todo a predominio en las mañanas, que se acompañan de dolor de cabeza.
- Palidez y sangrado anormal
- Problemas neurológicos como convulsiones, debilidad muscular, cambios de comportamiento, confusión.
- Dolor en los huesos que interrumpen la actividad del niño.
- Anormalidades en uno o ambos ojos. Se presenta una mancha blanca (leucocoria) o desviación de los ojos (estrabismo).
- Visión borrosa, visión doble o ceguera.
Dra. Esmeralda León
Oncóloga pediatra de la Clínica Ricardo Palma