“Las convulsiones febriles son episodios convulsivos que ocurren cuando un menor tiene fiebre, afectando a niños entre los 6 meses y 5 años, con mayor incidencia en bebés varones de 12 a 18 meses. Estos eventos pueden ser muy frecuentes, duran pocos minutos, no suelen ser el síntoma de una enfermedad grave y, generalmente, desaparecen solos. La mayoría de niños dejan de tener convulsiones febriles hacia los 5 años de edad. Estas convulsiones no se consideran una forma de epilepsia. Algunos niños, dependiendo de varios factores, tienen un ligero riesgo superior a desarrollar epilepsia”, señala la Dra. Pamela Muñoz, neuróloga pediatra de nuestra clínica.

¿Cuáles son los factores de riesgo para que las convulsiones febriles ocurran y sean recurrentes?

• Antecedente familiar de convulsiones febriles o de epilepsia, más aún si es en padre o madre
• Niños con cuadros febriles recurrentes
• Niños con historia de prematuridad o historia de hospitalización prolongada en una Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales
• Convulsiones focalizadas
• Presentar más de 2 convulsiones febriles en 24 horas
• Iniciar las convulsiones cuando el bebé tiene menos de 1 año
• Sexo masculino

¿Cuáles son sus síntomas?

Pérdida de conciencia asociado a un movimiento generalizado (postura tónica, generalmente) o localizado (por ejemplo, en un hemicuerpo) en el contexto de fiebre.

Debes llevar al menor a Emergencias ante los siguientes síntomas de alama:

• Convulsiones de duración mayor a 5 minutos
• Si el niño permanece inconsciente y no reacciona dentro de los primeros 3 minutos
• Convulsiones localizadas (solo en una mitad del cuerpo)
• Mal estado general y vómitos frecuentes
• Si el niño presenta más de 2 episodios convulsivos dentro de 24 horas

Recomendaciones para los padres en caso su niño presente una convulsión febril:

• Mantener la calma mientras dure el evento
• Desabrigar al niño, retirar ropa ajustada, especialmente la de alrededor del cuello
• Para disminuir la fiebre aplicar baño en agua tibia
• No dar ningún medicamento por la boca durante la crisis
• Si el niño está inconsciente colocarlo de lado (decúbito lateral), para evitar aspirar saliva o vómito, limpiando el exceso de secreciones exteriormente
• No abrirle la boca, ni colocarle objetos en ella
• No realizar maniobras de reanimación, tampoco vencer mecánicamente las crisis
• Contabilizar el tiempo y mantener atención al tipo de crisis y eventos asociados
• Al ceder la crisis, llevar al niño a evaluación médica.

Dra. Pamela Muñoz
Neuróloga pediatra de la Clínica Ricardo Palma